Señor Mandamás de El Corte Inglés:
Quisiera hacerle llegar a través de estas humildes letras
que estoy muy descontento con el abandono al que tiene sometido a nuestro
Tosantos.
Sí, sí, ya sé que es difícil ponerles ojos y bocas a una
castaña, nuez o una caña de paladú, pero coño, algo ya se podrían haber
inventado para no perder esta fiesta tan tradicional y andaluza.
Tal y como han hecho con el gordo vestido de rojo que bien
que lo han cohabitado con nuestros Magos de Oriente, con las calabazas y las
castañas bien podrían hacer combinaciones y artilugios de marketing y que los
nacido en esta tierra tan carpetovetónica ella, pues, eso, que le marque el
territorio a fea calabaza de donde no deberá salir.
Y es que verá usted, señor Mandamás. Los chiquillos que
llegan a mi casa les dan vergüenza eso de decir “Truco o trato”, (puede que
esta frase tan horrorosa sea una mala traducción del inglés yanqui, no lo sé).
Y no digamos del vecino entrado en cierta edad, que abre la puerta y se
encuentra con una cuadrilla de mocosos mal pintados y peor vestidos y le
sueltan la frasesita. Lo primero que el hombre/mujer sonríe por agradar y a
continuación llama a la parienta/marido y le grita: ¡Fulano/a, que aquí hay unos
niños que venden algo!
Ahí hay negocio para que participen castañas y calabazas que
en el fondo de eso se trata. Nosotros ya tuvimos una época de calabazas
Rupertas que en nada se parecían a éstas y triunfaron enormemente en su día.
Lo escrito señor Mandamás, queremos que castañas y nueces
tengan ojos y bocas para que estén en igualdad de condiciones con las
cucurbitas americanas.
En sus prodigiosas manos las dejo para que al igual que el
rey Midas, convierta la operación en oro para ambas partes.
He escrito.
P.D. Y yo me pregunto
ahora: Los Tosantos no han resucitado de su alargo gracias a las calabacitas.
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